De todas las actividades humanas, sin dudas el enseñar es el más vital del que no se estima el impacto ni la trascendencia en el tiempo. Siempre se ha destacado que las sociedades que cuentan con un sistema educativo efectivo tienen más posibilidades de crecer en sabiduría y desarrollo que se traducen en mejor calidad de vida. La docencia es una profesión sacrificada que llega a rasgos de sacerdocio. La preparación es continua, la inversión es importante aunque no tanto como el tiempo y la ética que se necesitan para educar al prójimo, más si estos son niños o jóvenes acéfalo en conocimiento, discernimiento y conciencia del presente donde están.
Hay quienes la enseñanza solo se remiten a un salón de clases, pero también hay personas que imparte conocimiento a cielo abierto, en una cancha de futbol como es el caso de Johan Jáuregui James quien tiene linaje de familia tachirense pero que defiende el orgullo capitalino como profesional de la enseñanza y del arbitraje.
–¿Con esos dignos apellidos cómo origina lo que es ahora?
R: Vengo de una familia muy humilde de los campos del estado Táchira. Cuando nací hace cuatro décadas mis padres se vinieron a la capital en búsqueda de mejoras económicas trabajando ambos como conserjes en el Colegio Luz de Caracas donde estudie toda mi infancia hasta bachillerato. De allí viene mi pasión por la educación porque siempre veía docentes haciendo su labor.
–¿Cómo entra el fútbol a su vida?
R: A los 14 años empecé a jugar en el Instituto Pedagógico de Caracas en El Paraíso siendo parte de varios equipos de las categorías menores como Infantil A, Infantil B, Juvenil y Libre. Como me gustaba la actividad física al mismo tiempo que enseñar decidí estudiar hasta que me gradué como Profesor mención Educación Física.
–¿Y el arbitraje cómo llegó a usted?
R: Precisamente estando en mi alma mater vi que estaban ofreciendo un curso sobre arbitraje que me dio curiosidad. Lo realice en principio para mejorar mi currículo, complementar los estudios universitarios – donde podía dar clases desde preescolar hasta cuarto nivel – tener mayores conocimientos en la disciplina que me gustaba.
–¿Qué encontró en esa experiencia inicial?
R: Cuando eres jugador crees saber todas las reglas hasta que comienzas a estudiarlas y entenderlas, reconociendo que no conoces nada cuando el fútbol es más que patear una pelota y hacer gol. En 12 años de carrera comprendo su lógica, lo entiendo de forma crítica, más disciplinada y trato de hacerlas cumplir de la manera más cabal.
–¿Recuerda cuando fue su primer partido como árbitro?
R: Hice el curso de arbitraje que duro 15 días e inmediatamente nos entregaron los uniformes de la Federación Venezolana de Fútbol para atender la gran cantidad de partidos que organizaba en esos tiempos la Asociación de Fútbol del Distrito Capital. Mi debut fue como primer asistente en un juego de la Academia Jachico, pero como principal fue un encuentro de la categoria Sub 10 en Caricuao en el año 2009.
–¿Qué pensamientos conserva de ese estreno como juez?
R: Cuando debute mis expectativas eran grandes porque pasaba de ser jugador que criticaba a una persona que tenía un silbato a ser quien cumplía esa responsabilidad dentro de la cancha. Eran muchos los nervios porque el juego es dificil para dirigir pero el tiempo y la experiencia te hacen mejor profesional con los años.
–Con una carrera de 12 años ¿Cuántos torneos ha pitado?
R: En Venezuela hemos dirigidos en todos los niveles de la Asociación…desde la Sub 8 hasta la Categoría Libre, pasando por la Liga Nacional que hoy se conoce como la Liga FUTVE Junior. Estuve en la Segunda División, en Primera como Cuarto Árbitro antes de irme a vivir a Colombia por dos años. Regrese al pais e inmediatamente me reincorpore a la Comisión de Árbitros del Distrito Capital hasta el presente.
–¿Todo esto paralelamente a su carrera como Profesor?
R: Al terminar la carrera con mención en Educación Fisica – uno de las mas demandantes para entrar en el sistema pedagógico – que me llevaron a ingresar al Pedagógico como uno de los 140 participantes que entraron entre 800 aspirantes en el 2000, comencé a trabajar en la Escuela Básica 17 de Diciembre en Antimano.
–¿Sus alumnos conocían la faceta de árbitro de fútbol?
R: Los niños al saber que era árbitro me veían diferente, me reconocían positivamente como una figura de autoridad que me daba un nivel de satisfacción muy importante que era reciproco cuando ellos me veían dirigiendo un partido de futbol en la cancha.
–¿Pese a todo la figura de autoridad sigue siendo importante?
R: La admiración por la figura de autoridad es respetable a todo momento, Cuando vas a una cancha los niños te respetan…claro está, la otra cara de la moneda es que cuando condiciones externas afectan su desempeño, ellos tiende a culpabilizar al arbitro. Pero en la escuela y en el fútbol, la representación de árbitro es importante, muchos a corta edad me preguntaban cómo se podía seguir la carrera.
-¿Sigue impartiendo clases en la educación como tal?
R: Me retire como profesor en educación física hace cuatro años para dedicarme exclusivamente al arbitraje. Sueño con retomar la carrera porque puede aportar mucho, más cuando existen muchas deficiencias en la educación a todo nivel.
– Al dedicarle todo su tiempo ¿Cómo es su día a día?
R: La rutina de los árbitros es tan exigente como de cualquier persona que trabaja en la calle. Lunes y miércoles tenemos clases teóricas, martes y jueves entrenamos fuerte en la mañana, mientras que viernes, sábados y domingo estamos abocados a los partidos que por cuestiones de calendario puede trasladarse a la semana. En el tiempo libre se complementa todo con gimnasio y actividades deportivas.
–Ser árbitro implica tener una base familiar sólida ¿Cómo es la suya?
R: Mis padres (José Andrés y Florelba) me apoyaron hasta que crecí y regresaron al Táchira al comprarse su casita en el campo con la fortuna que lograron con su trabajo. Tengo dos hijos: Chanel que tiene 18 años, estudia en la universidad y está haciendo su vida así como esta Samuel de 12 que me acompaña a los entrenamientos y encuentros. Varias veces él me espero 5, 6 horas (luego de pitar varios partidos) para que pudiéramos jugar juntos en aquellos tiempos cuando no tenía con quien dejarlo.
–Precisamente de los tiempos remotos, ¿cómo ha cambiado el arbitraje hasta hoy?
R: En este momento hay mucha más organización que en el pasado, hay una estructura que comenzado desde abajo, desde sus cimientos, iniciando desde la Asociación hasta todos sus niveles. La evolución en el fútbol nos ha obligado a crecer en la Comisión en lo teórico (clases) como en lo practico (entrenamientos) que nos ha llevado a realizar un trabajo satisfactorio hasta el presente.
–¿Qué tan importante educar como docente y como árbitro?
R: Es frecuente ver niños en las canchas que adolecen de valores en el hogar o en la escuela. Por eso siempre intento mezclar ambas carreras para que entiendan que debe haber un respeto hacia el entorno, hacia las personas y hacia la vida. Quiero que los niños y jóvenes aprendan conocimiento, disciplina y se enamoren del deporte. Que les guste jugar para que se alejen de la violencia, de las drogas y de todos esos factores que están destruyendo a la sociedad que vivimos.
–¿Y esos niños los ha encontrado con el tiempo?
R: Curiosamente he conseguido con hombres de 30 años que se sorprenden a verme dirigiendo un partido de fútbol. Yo les digo que aquí estoy y que seguire trabajando. Uno no sabe el granito de arena que aportas a ellos que luego te recuerdan con afecto en sus días en el barrio. Es una alegría inmensa por el trabajo realizado.
–¿Cómo se visualiza en el futuro?
R: Estoy en una etapa donde debo estar pensando y evaluando el enseñar más que dirigir porque uno se agota por el trajín diario. No estoy cansado pero entiendo que hay límites en cuanto a seguir la carrera activa. Me gustaría enseñar lo que aprendí en casa y en el fútbol a los jóvenes con talento que tiene la Asociación. Quiero seguir educando, retomar la educación, ver a mis hijos crecer felices y seguir con alegría.